Estamos acostumbrados a leer, que la historia se repite.
Es una forma de acomodarnos a lo previsible.
Los vaticinios de la gente que se dedica a predicar el porvenir, las más de las veces, son estruendosos fracasos.
Cada vez estoy más convencido de que la historia ya no es la historia que nos han enseñado.
Al contrario de lo que nos hacen creer, la historia es imprevisible.