Un apunte al finalizar el año 2018

Después de finalizar el año 2018, siempre -en nuestro fuero interno- hacemos un repaso de lo que hemos hecho y pensado.

Pero a mí lo que me gusta es hacer un repaso de mis no actuaciones.

• No hice todo lo que pude haber hecho.
• No hice caso de lo que me dijeron que podía  hacer.
• No hice ningún caso a lo que mi conciencia me decía insistentemente, podía y debía hacer.
• No hice caso a mi pepito grillo, que me decía que hiciese.
• No hice caso. 
• Y ya he terminado el año 2018.

Miedo

Los humanos somos un proceso de células emocionales.

Siempre nos acechan los nervios mal reprimidos o sencillamente ver o sentir algo que los demás seguramente ni ven ni sienten.

Los humanos, de momento, somos un cúmulo de acciones de diferentes signos, la mayor de las veces sin apenas un atisbo de racionalidad aparente.

Cuanto intuimos lo que creemos perjudicial para uno mismo, entonces aparece la prudencia, esa que dicen es la madre de la ciencia.

No estoy tan seguro.

Se puede pensar que en un momento determinado nos puedan jugar una mala pasada.

Pero los humanos somos una especie muy especial, la mayoría de las veces nos creemos que somos el rey del mambo, cuando en realidad no somos capaces de arriesgar.

Todo ello ocurre por algo que más atenaza a las personas y no es otra cosa lo que denominamos el miedo.

Existen momentos en nuestras vidas que no somos capaces de seguir -seguramente- el mejor camino probablemente por el dichoso miedo.

Balance

Cuando hacemos un balance, casi nunca nos fijamos como queda la otra parte.

Normalmente hacer cualquier balance nos importa fundamentalmente cómo queda nuestra parte.

En la vida, lo primero que ponemos en un platillo de la balanza son nuestras posesiones y cuando hemos terminado, entonces y solo entonces es cuando vamos poniendo en el otro platillo lo que suponemos que para esa parte es lo más importante de su vida.

Llegado el momento de sopesar  donde cae la balanza, es muy probable que dicho balance sea a favor de nuestro platillo.

Y seguro que a la otra parte le ocurra lo mismo, es decir que dicho balance sea a favor de su platillo.

Pero puede ocurrir que el que hace el balance de uno y otro, sea una persona que no tenga nada que ver con las partes, y es entonces muy probable que encuentre un equilibrio más o menos ajustado.

Eso sería un buen balance.

Proposiciones

Proponer es un verbo que da mucho de sí.

Siempre estamos proponiendo algo a alguien.

No falla. Si queremos conseguir que alguna persona adopte una posición ante un hecho que nos pueda interesar directa o indirectamente, lo planteamos.

Luego está el que esa propuesta o proposición se realice o no.

También hacemos recomendaciones a alguien para que desempeñe un cargo o un empleo.

Nos siguen proponiendo, por ejemplo que votemos a un partido político para que nos represente, casi siempre en base a que las otras opciones son equivocadas.

Seguramente serán equivocadas para quien nos hace la propuesta.

Y así nos vamos deslizando en la vida, de proposición en proposición.

Nunca vemos que lo que nosotros pensábamos que podía suceder, nunca son nuestras proposiciones.