Llegan los días silenciosos, como si estuvieran andando de puntillas.
Pero llegan. La sensación es que poco a poco se van sucediendo como si encadenaran crepúsculos.
Es el crepúsculo de la vida.
Pero, a medida que va transcurriendo dicha vida, se producen encadenados, la claridad del comienzo del día, hasta la oscuridad con que llega la noche.
Es el tiempo que duran los crepúsculos de los días.
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