Siempre he pensado que si nos enzarzamos en acusarnos mutuamente, no nos escuchamos.
Es lo que se dice, una tontería, pues el otro insistirá en acusarme y yo de hacer lo mismo.
No escuchamos, ya que si lo hiciéramos, seguro que encontraríamos alguna solución, pero no escuchamos.
Sólo insistimos con un cruce de acusaciones.
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