Lo cierto es que tenemos una herramienta para comunicarnos que es magnífica.
Cuando no tenemos ningún problema (aparentemente) empleamos un sí categórico a alguna cuestión que se nos plantea.
Pero nos cuidamos mucho de responder a otros asuntos que nos formulen y no tenemos esa seguridad a la que anteriormente me he referido, entonces es muy probable que respondamos con una palabra, con una palabra que cuando menos es ambigua y no es otra que quizá, y dejamos al libre albedrío al otro para que decida por nosotros.
Con esta palabra quizá sea una especie de puerta entreabierta.
Cuando en la respuestas no queremos tener líos con el interlocutor entonces decidimos dejar la posibilidad (incluso de retomar) en algún punto que nos interese para al final, (es posible) apostillar con un no, que puede llegar a ser definitivo.
Esto es como cuando aprendía en la escuela la geometría y nos enseñaban que un triángulo equilátero es un polígono regular con tres lados iguales y sus tres vértices también.
Si nos encontráramos en el interior y nos moviéramos de un vértice a otro y suponiendo que cada vértice es un sí, un no y un quizá, estamos moviéndonos de un lado a otro según nos pueda convenir.
Sí,no,quizá. Quizá, no, sí. Sí, no, quizá.
Amigo Javier, esa ambigüedad a la que te refieres suelen manejar muy bien los políticos qun dicen que están en política para servirnos, pero, la realidad es totalmente la contraria: están en la política para servirse ellos y luego al final tienen el premio y reconocimiento para salir por la puerta giratoria.
ResponderBorrarUn abrazo.
Exacto, amigo Vicente, por desgracia, así es.
ResponderBorrarUn abrazo grande.