Qué maravilla es estar en un lugar en donde tienes momentos que no se oye ni un rasguño del viento, nada, sólo se puede oír el silencio. A veces el sonido de algún animalejo que roza alguna planta.
Poder experimentar esto en la aldea, donde tengo la fortuna de pasar mis vacaciones; la verdad creo que me produce hasta cierto pudor pudor, incluso escuchar mi respiración.
No quiero romper el encanto del silencio.
Pero el canto de un gallo cercano me incita a empezar a escuchar la vida de la aldea. Entonces comienza la danza acompasada de alguna cancela que se abre para sacar al ganado a pastar por algún campo muy verde; también se oye algún leve ronquido del traquetear de un tractor que seguramente irán a 'levantar' patatas que sembraron a su debido tiempo.
Oigo la furgoneta que va dejando (casi sin hacer ruido) el pan recién cocido para sus vecinos.
Pero casi simultáneamente se oye una nueva sinfonía; florece en mis oídos otros sonidos más conocidos por los habitantes de estos lugares.
Oyendo el silencio se me pasan los minutos y comienzo entonces a escuchar la campana de la iglesia que tañe con su parsimonia inconfundible propagando siete campanadas que me anuncian la hora matutina y comienzo a disfrutar de mi nuevo día, dejando de estar oyendo el silencio.
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Frase de Fernando González Ochoa
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Quizás me haya quedado sorda. Quizás el silencio escuche mi silencio, pero yo he dejado de oír hasta el silencio.
ResponderBorrar¿Quizás aturdimiento?. Siempre necesité escuchar los sonidos apagados por los ruidos que nos rodean. Será la edad...
Muchas gracias Cecilia.
BorrarTe pienso en esa aldea, escuchando el silencio y oliendo esos aromas de la campiña galega...y pardiez, qué vidia me das. Precioso posteo Javier. Un gran abrazo
ResponderBorrarAAbbrazo grande Luisa,,ccuídate
ResponderBorrarAmigo Javier, deduzco que estás disfrutando de la naturaleza, de sus encantos , sus animales y plantas; deduzco también que estás en un sitio tranquilo, sin prisas, sin ruidos y con mucha calma. Comprendo en esa situación que aprecies el silencio. A veces en el silencio se oyen muchas cosas importantes que reinan en la naturaleza.
ResponderBorrarUn abrazo.
Es un placer poder llegar a escuchar este silencio, que tiene su vida, sin duda.
ResponderBorrarUn abrazo amigo Vicente
Oír el silencio es aprender a oír nuevamente la vida. Verdadero placer. Me alegro por ti. El silencio que nos roba la vida de las ciudades, la naturaleza nos lo devuelve con interés.
ResponderBorrarUn abrazo.
Gracias Pilar, tu siempre aciertas plenamente con tus comentarios. Escuchar la naturaleza creo que nos hace ser mejores, la naturaleza es muy sabia, pero el ser humano se empeña en destruir en vez de respetarla.
ResponderBorrarUn abrazo