Permitirme que me torne algo raro, en realidad, soy un encuestado.
Las encuestas que realizan muy sutilmente determinadas empresas que de vez en cuando, literalmente 'se ponen las botas' cuando tienen un año de múltiples elecciones como el actual, te puedes preguntar (no los encuestadores que son unos mandados), qué puñetas hago contestando a un cuestionario que la mayoría de las veces es harto aburrido.
Entonces se te enciende esa bombilla que todos llevamos y te respondes que puedes cambiar el sentido de la 'cocina' de la encuesta, aunque seguro que pienses que es para un determinado candidato de algún partido político que necesita la imperiosa necesidad de que le vuelvan a votar.
Es cuando posiblemente te viene a tu deteriorada memoria diferentes encuestas machacadoras de la realidad que quieren los diferentes partidos y es cuando dices 'pues te vas a enterar' pero al encuestador, lo único quiere es que le paguen lo prometido por su trabajo.
De verdad, quien se va a enterar eres precisamente tú el encuestado, que está pensando que en el fondo te importa un bledo, pues al final salga quien salga elegido, hace lo que le da la gana, vamos que no les importas nada.
En realidad te repatea este absurdo ranking que solo beneficia a las empresas que saben sacar el jugo a las estimaciones de voto.
Querida buena gente: se trata del puro y duro capitalismo que algunos dicen acabamos comiendo de él ¿seguro?
Pues eso, de una forma u otra todos estamos encuestados.
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