Llevo muchos años buscando la verdad. La verdad así a secas. Suena como algo inalcanzable.
Pero surcando los caminos que nos puedan llevar a una respuesta sobre la verdad, me he encontrado con la mentira.
La mentira es como el aceite y la sal en una ensalada que muchas personas añaden el vinagre para que consiga un toque necesario para que les guste.
El vinagre es como la mentira a la verdad. Es un aditivo que encubre sabores más primarios de la ensalada.
La verdad necesita tener mentiras que acompañen en su recorrido son como los aderezos que se pueden añadir a la ensalada de la vida.
La ensalada de la vida está compuesta de muchas y variadas formas de presentaciones ante los demás.
Unos aprobarán sin remilgos lo que les mostremos y otros nos acribillarán a preguntas que muchas veces no sabremos contestar. Es muy posible que los aderezos que acompañamos a esas respuestas no les gusten, no saben apreciar esas mentiras que ponemos en nuestras vidas.
No queremos ver que nuestras vidas están compuestas de mentiras de la verdad.
Amigo Javier, bonito dilema. En este mundo cada cual tiene su propio entender de la vida; es posible que la verdad absoluta esté compuesta de medias verdades y medias mentiras, es como decir que la verdad absoluta no existe. Este ha sido el mensaje que he sacado de tus reflexiones sobre las mentiras de la verdad.
ResponderBorrarRecibe un fuerte abrazo.
Amigo Vicente. Como siempre lo clavas lo que digo en mis reflexiones.
ResponderBorrarUn abrazo grande
No hay nada absoluto, pero el respeto es lo que calibra esa relatividad. Un texto exquisito, amigo. Un abrazo.
ResponderBorrarMuchas gracias Olga <8>
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