Toda esta 'trapallada' que Rajoy quiere sellar con su honestidad, no es más que una absurda huida hacia adelante de la financiación 'supuestamente' irregular de un partido político: el Partido Popular.
Que tengamos que seguir 'tragando' los ciudadanos mentiras como catedrales, es sencillamente un atropello a esto que denominamos Estado Democrático.
Cuando escribo estas reflexiones es martes 13 de agosto del año 2013. Si es martes trece y el 13 el año, en el que (sobre todo para los supersticiosos) es el momento idóneo para que toda la ciudadanía que poblamos España, quitarnos de encima toda esta Casta política que nos esta desgobernando a marchas aceleradas.
El que fue tesorero del Partido Popular Ángel Sanchís, se despachó a 'su' gusto en una entrevista que concedió en la TV 'La Sexta'.
Entre otras cosas manifestó que María de los Dolores de Cospedal, es 'la enemiga' de Luis Barcenas y que 'de Mariano Rajoy, Luis Barcenas era muy amigo' y que 'hablaba muy bien siempre de él'. Y ya de paso para no dejar resquicio alguno también dijo que 'era muy amigo de Javier Arenas'.
Siguiendo con las manifestaciones de Luis Sanchís, dejó claro que cuando Rajoy dijo que 'Barcenas no estaba en el Partido Popular, no mentía, pues Luis Barcenas estaba en "stand by" y que cobraba simplemente el sueldo hasta que se viese qué es lo que pasaba'.
A mi, personalmente me llama la atención, que precisamente un día antes de las declaraciones de Álvarez-Cascos y Arenas, el 14 lo haga Cospedal, todos ellos ante el juez Ruz, insisto, me
llama la atención, que un extesorero , (Luis Sanchís) haga un cúmulo de manifestaciones ante un
medio de TV.
Mientras todas estas manifestaciones y declaraciones transcurren para intentar demostrar que Rajoy no mintió en el bochornoso casi monólogo que mantuvo el 1 de agosto, no puedo por menos afirmar, que todo este asunto del llamado 'caso Barcenas' o mejor la 'financiación irregular' del Partido Popular, es un insulto a la inteligencia de los administrados, de este finiquitado para mi, Gobierno de España.
Rajoy debe preguntar a los seis millones de parados, si cobran simplemente un sueldo.
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