Si estás sentado en un parque -por ejemplo en el Retiro de Madrid-, puedes contabilizar como de cada 6 personas (al menos) está o tiene pegado al pabellón auditivo un móvil.
Pero ahí no acaba la cosa, seguro que está haciendo gestos y la mayoría de las veces gritando a pleno pulmón al supuesto interlocutor, que seguramente estará en la misma situación o parecida haciendo los mismos gestos y parecidos gritos. Es posible.
Todo esto que acabo de escribir es para hacer notar que nuestras vidas ya no dependen de un hilo, dependen de unas ondas 'mágicas' que pululan por el espacio universal.
El otro día oí decir a un viandante que estaba con un móvil hablando e iba acompañado con otra persona a su lado y le dijo: -Oye se ha cortado de repente, pues vaya faena ya que estaba cerrando una venta ¿y ahora, qué hago? Esto de que las ondas nos corten no me gusta nada, le seguía diciendo.
El acompañante se encogía de hombros como expresando que a el le importaba un bledo.
Pensé que realmente a quienes les importamos un rábano es a las compañías de los dichosos teléfonos. Ellos a lo suyo, a cobrar cantidades industriales de dinero por y para cortarnos las conversaciones cuando les da la gana.
Así es que somos 'andantes mobiles' yendo de un lado para otro a merced de las diversas compañías de telefonía. Es decir siguen usándonos como si fuéramos pañuelos de usar y tirar.
Me parece que tendremos que seguir siendo autómatas, es decir andantes mobiles.
Amigo Javier, el progreso nos trae ciertas comodidades, es verdad, pero, no es menos verdad que todo lo que es progreso trae consigo una cara negativa: al fin y al cabo biene a ser lo que tú apuntabas de las operadoras telefónicas que, nos manjpulan a su antojo y se forran con el "progreso".
ResponderBorrarUn abrazo.
Es cierto se forran los mismos de siempre.
ResponderBorrarUn abrazo