En plena calle de Alcalá en Madrid, sin ir más lejos. |
La historia se repite sin cesar, machaconamente, dando campanadas, señalando cada hora que volvemos y tenemos que recordar que inexorablemente esos aldabonazos nos despiertan a cada compás de nuestra frágil y maravillosa vida y que a veces disfrutamos, solo a veces.
Pero los aderezos de cada día nos empeñamos en que sean diferentes, necesitamos creer en cosas que no nos hayan pasado, de cosas inesperadas, puesto que las esperadas son demasiado conocidas y por supuesto pasamos de puntillas, no nos interesan.
Necesitamos que cada segundo que está por llegar sea nuevo de verdad, con autenticidad. Pero no, no suele ocurrir. Lo que suele ocurrir y ocurre es que oímos y vemos las mismas vicisitudes de nuestros congéneres.
Parece como si determinadas personas que rigen los destinos del mundo nos dijeran ¿lo estáis pasando bien? ¿os salen las cosas como las habíais planeado? ¿tenéis el trabajo soñado? ¿os queréis?
Y cuando empezamos a responder nos damos cuenta que la realidad nos invade como planchas de plomo en nuestros cuerpos.
La realidad no tiene nada de inesperada, la realidad es desesperadamente igual con distintos ropajes, pero terriblemente parecidas a las que hemos padecido anteriormente. Tan parecidas, que tenemos que pellizcarnos y restregar los ojos para saber que no son sensaciones ya pasadas sino actuales.
Estamos ya entrando en el invierno y vuelven a insuflarnos desde todos los puntos posibles en nuestro cerebro que recordamos impasibles, que volvemos a tener sensaciones iguales o tan parecidas como el último invierno pasado, que incluso parece es el mismo, aunque en definitiva seguramente no queramos que sea así, ni mucho menos.
Recordaremos a los 'sin techo' arropándose con cartones y periódicos en los recovecos o rincones de la gran ciudad para poder pasar la noche, esa noche fría y desnuda que no mira quien tiene que soportar.
Pero la vida seguirá su marcha y nos encontraremos con una fecha que marcará una 'nueva etapa' a partir del 20-D, cuando ya oficialmente será invierno y los días se empeñarán en acortarse en su luz solar y todo volverá a ser insoportable por esa repetición que a mí me parece cuando llega el invierno.
Esperemos amigo Javier que, a partir del 20 D, tengamos una nueva y resplandeciente etapa en la vida, donde salgamos de esa monotonía triste y todo sea diferente para bien.
ResponderBorrarY como siempre, llega el invierno con sus cosas buenas como la práctica del esquí, ver como cae la nieve del cielo y sobretodo, esos ratos acogedores junto al calor de la lumbre o la estufa. La parte mala del invierno viene acompañada del sufrimiento de la gente sin techo que, se ve obligada como dices tú - a pasar las noches con mucho frío en cualquier recoveco de la gran ciudad-.
Pronto se irá vislumbrando en el horizonte de la vida, ese cambio que pronosticó nuestro amigo José Luis Sampedro, cambio que por fuerza tiene que ser para bien; para exterminar para siempre la pobreza y esa pobre gente sin techo, deje de pasar las noches frias por las calles de la ciudad.
Un abrazo.
Esperemos que lo que dices se cumpla. Yo estoy convencido de ello y por eso sigo escribiendo, que el cambio llegará por fin.
ResponderBorrarUn abrazo, amigo Vicente
Me gustaría pensar que el 21D a pesar de que llegue el invierno meteorológico, empezará una nueva primavera, pero tengo miedo. Siento un frío interior que no calma ninguna estufa que me hace sentir que se aproxima otra legislatura de frío glaciar. Ojalá me equivoque...
ResponderBorrarOjala te equivoques...también me pasa lo mismo.
ResponderBorrar¿Te has dado cuenta que se han disuelto como un azucarillo en un café, toda la corrupción?
Eso si que es manipular la realidad.
Un abrazo
La corrupción, los desahucios, el paro, el hambre... De repente solo existen dos asuntos en los medios y en los discursos: Cataluña y el terrorismo yihadista. Dos temas de máxima importancia pero que no deberían hacer olvidar la terrible realidad de este país. Manipulación? Porque nos dejamos...
ResponderBorrarEstoy con vosotros queridos amigos, Javier - Cata. Parece que los medios sean cómplices de ese silencio absoluto que reina en nuestras calles. Estoy convencido que lo que sucede no es por casualidad. ¿ Por qué a la derecha siempre le salen las cuentas, y por qué la unidad de la izquierda parece siempre imposible?
ResponderBorrarLa derecha amigos, siempre ha sabido jugar sus cartas y lo que veo venir no me gusta nada en absoluto. Espero equivocarme.
Un abrazo a los dos.
La largura de esta realidad es lo peor ya que es la espera de la justicia soñada
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