La vida es la consecución de errores que, poco a poco, nos van señalando los caminos adecuados, y al final, quieras o no, son el sostén de las cosas.
Estamos tan ricamente apoltronados en nuestras verdades, y somos incapaces de ver las otras verdades, las de los otros, sobre todo las verdades reales, las que seguramente, no están acomodados adecuadamente, y necesitan dormir dentro de un cajero de ese banco que nos escupe billetes para una supuesta felicidad.
Es relativamente fácil sostener alguna cosa en una mano, siendo liviana de peso, pero no es fácil aguantar toda la desigualdad que supone no tener nada.
Recordar que cada vida, cada persona, puede sostener cosas, pero no todas, es evidente.
Pero cuando nos referimos al terreno político, la 'cosa pública', el problema que nos encontramos es que se vaya diluyendo y se acabe sosteniendo un negocio, y como quien no quiere la cosa, se llegue a convertir la política en una profesión.
No puede existir la política como una profesión, pues a la política hay que dedicarse, y esa dedicación no es otra que cumplir el mandato que los votos de los ciudadanos le han otorgado al político, precisamente con la entrega del acta correspondiente, que es el sostén inequívoco de dedicarse al buen hacer, para que los ciudadanos que le han dado ese contrato, lo cumpla y se dedique a la cosa pública y no a la profesión sosteniendo un negocio en su provecho.
El que piense que ser político es ser un profesional para hacerse rico, a ese hay que expulsarle para siempre de la cosa pública.
Sabemos que esa prenda íntima femenina denominada sostén, sirve para realzar el pecho. pues bien, la persona que se dedique a la política tiene que saber muy bien cuál es el sostén de las cosas.
Amigo Javier, creo que has dado en el clavo, en la política hay que estar por vocación, vocación de servir al ciudadano y no para enriquecerse; por desgracia conozco a unos cuantos que, así han ejercido la política en beneficio propio.
ResponderBorrarUn abrazo.
Amigo Javier, creo que has dado en el clavo, en la política hay que estar por vocación, vocación de servir al ciudadano y no para enriquecerse; por desgracia conozco a unos cuantos que, así han ejercido la política en beneficio propio.
ResponderBorrarUn abrazo.