Clamores

martes, 26 de abril de 2016

Gran nube



No es que llueva, que también, es que, en el acontecer diario, nos atrapan y nos atrapamos a veces sin darnos cuenta, pero sintiendo en nuestras profundidades de nuestro ser, sin remedio.

Estoy atrapado en realidad, en una gran nube. Veo, y no puedo distinguir lo que está realmente pasando a mi alrededor. La culpa, seguramente, es por estar inmerso en una nube muy densa, que, en vez de estar cargada para descargar la lluvia, está compuesta por una apabullante carga de gentuza que nos roban y siguen robando, como que el engaño ya es sistémico desde hace mucho tiempo.

Esa nube no nos hace ver que también existen muchas personas que son buena gente. Tan buena gente, como la que conocemos tu y yo. 

Cualquiera de nosotros conoce a esas personas y solo por ese motivo merece la pena estar viviendo, aunque, efectivamente, muchas veces, digamos ¡qué asco de vida!

Pues no, la vida, en general, no es un asco, en realidad es casi siempre una maravilla.

Cuando estás leyendo un libro, con esa placidez que te embarga, cuando te vas metiendo en el meollo de la lectura, y si además oyes una buena música, ya solo por esas dos cosas, es suficiente para merecer y sentir que estás vivo.

En contra, cuando vas directo a entregarte a Morfeo y repasas lo que te ha sucedido durante el día, lo que hay que conseguir es quitar esa nube, esa  que no nos deja respirar en paz.

Deseo que, por fin, se vaya disipando esa gran nube.

2 comentarios:

  1. Dices muy bien, amigo Javier, que estamos atrapados en una nube, atrapados de sinvergüenzas. Solemos decir que, la gran mayoria de los políticos son honrados, pero yo te diré, siempre he tenido la convicción de, todo aquel que tiene por profesión la politica ( que no son pocos los que hay en este país), a la larga, siempre caen en el pozo de la corrupción. Es evidente, que es bastante facil que te se apeguen de vez en cuando, algunos billetes por las manos.

    Un abrazo.

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  2. Este latrocinio que nos llevan haciendo durante muchos años, la culpa es nuestra, de no denunciar en los tribunales de la Haya.
    En fin esto es predicar en el desierto.
    Un abrazo

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