Discrepar no quiere decir que sea estar en contra del otro. Puedes discrepar de forma humorística, irónica e incluso discrepar por aparentar no estar de acuerdo, aunque en el fondo más que discrepar es hacer que la otra parte se fije en ti y en lo que buenamente sueltas para ver qué pasa, por donde se desarrolla lo que seguramente empezaste sin ninguna dirección premeditada.
En definitiva, es posible que te estés probando a ti mismo para ver hasta qué límite se produce la rendición de tú yo.
Así pues, discrepar no quiere decir que haya en los horizontes siempre enemigos. Te puedes encontrar con la sorpresa de que al final de la discusión sobre un tema concreto, se llegue a compartir las otras discrepancias que el otro tenía sobre ti.
Es curioso que lo que antes teníamos la sensación de que era un disparate, la discrepancia del otro, cuando se explican bien, puede no llegar a ser una discrepancia.
Es posible que en general la idiosincrasia del español sea digamos muy vehemente en los razonamientos y pueda parecer que siempre que se discrepe se vea al otro como un enemigo que no se puede convencer.
No pasa nada, podemos discrepar y seguramente de esa discusión salga la luz de la verdadera solución.
Hay que ser lo suficientemente hábil y no caer en la tentación de cerrarse a una visión distinta de la nuestra.
Pongo un ejemplo sobre la pintura, la que por cierto en principio nos pueda parecer una tomadura de pelo al que la observa.
Seamos razonables, la mente humana tiene una gran capacidad de imaginación y puede ocurrir que lo que nos parezca ahora una tomadura de pelo, se convierta por la asimilación de esas discrepancias una obra que llamamos maestra.
En la poesía pasa lo mismo, los escritores siempre han sido pioneros en expresar las cosas fuera de los supuestos cánones establecidos.
Hagamos un camino adecuado hacia las formas de discrepar.
Creo amigo Javier, que en esta ocasión, a partir de mañana (lunes), la discrepancia va ser la normalidad en el candelero politico, cuando Mariano Rajoy los vaya llamando uno a uno a los líderes de las otras formaciones politicas y posiblemente suceda que, todo el mundo se pongan a conjugar el presente de indicativo del verbo "discrepar": yo discrepo, tú discrepas, él discrepa, nosotros discrepamos, vosotros discrepais y ellos discrepan. Osea que, todo el mundo se irá de "discrepeo" y ya sabes, se le va a pasar el arroz a Marianín y, vuelta a empezar con el siguiente candidato a propuesta de S M el Rey.
ResponderBorrarUn abrazo.
Se le está pasando el arroz y lo malo es que se nos está cabreando esta indolencia de este presidente en funciones.
ResponderBorrarUn abrazo amigo Vicente