Atreverse

Si, hay que atreverse a cambiar la Constitución, nuestra Constitución de 1978 ¿Por qué no? Hay que ver más allá del ombligo de cada uno y tener esa visión de gran estadista, para hacer lo que hay que hacer, sin menoscabar a nadie, sencillamente, como las grandes cosas, con sencillez.

Repasemos la historia un poco, tomemos lo que de esencial nos ocurrió no hace tanto tiempo. Es necesario tener esa visión conciliadora que debemos conseguir los habitantes de nuestro país.

Dejémonos de palabras y frases más o menos correctas, y hagamos unas sencillas reflexiones, poniendo todos de nuestra parte ganas de solucionar un tema, que a mi modo de ver, es primordial: el llamado estado de las autonomías.

Es también imprescindible escuchar a todas las voces que tengan algo que aportar, sin fijaciones partidistas; sencillamente hacer lo que todo político debe hacer y no es otra cosa fundamental que mejorar la vida de todos los ciudadanos, que entre otras cosas se presentaron y fueron elegidos para servir a los ciudadanos, sean residentes de una u otra comunidad autónoma.

No se por qué los políticos no pueden dejar su sillón, cuando la ciudadanía les está indicando que en vez de mejorar, están empeorando las vidas de los mismos. Acaban tirando la toalla y emprenden el túnel del abismo, no el de los brotes verdes, sino el otro, y acaban en un estado difícil de entender para un ser humano.

¿Por qué no escuchan al ciudadano? ¿Para qué entonces se presentaron a unos cargos? ¿Para procurarse una vida mejor para ellos mismos? ¿Qué sentido tiene el llamarse servidor público? ¿A qué público se refieren? Nadie les obliga a presentarse a los cargos que después ostentan. Nadie.

Empecemos por algo sustancial en la mejora de la Constitución, que no es otra cosa que elaborar una nueva Ley Electoral, acorde con los tiempos actuales. Se necesita una nueva Ley Electoral, que entre otras cosas existan listas abiertas, y también que cada acta de diputado que consigan, tengan que dar cuenta a sus electores, de lo que está haciendo de su programa y lo que no está cumpliendo, para que en todo momento los ciudadanos podamos fiscalizar a nuestros elegidos, para que no se desvíen del camino marcado por su programa.

También  con ese sistema, tener una línea directa  de doble recorrido de los políticos con los ciudadanos y de los ciudadanos con los políticos, para hacerles saber que opinamos y así ser eficaces servidores públicos, que de eso se trata.

Hay que atreverse.