Especiales son todos los segundos vividos en esas transiciones, miramos a las personas que se cruzan con nosotros, con nuestro deambular diario y siempre pienso cómo serán sus vidas, transitando en su pelear cotidiano, en sus momentos de alegría, de tristeza, algunos momentos híbridos que no sabes muy bien por qué ocurren, que no sabes o no quieres calibrar, pasando de puntillas como no queriendo que sucedan.
A veces solo quieres que pasen con celeridad, incluso puedes pensar que no es justo que existan, que no sabes por qué te están ocurriendo en ti en tu aparentemente única transición hacia el día que ya será mañana, pero que tienes que pasarlo hoy.
Siempre he pensado que la vida, en general, son acumulaciones de esas transiciones que se convierten en transacciones entre nuestros congéneres.
¿Por qué nos cuesta tanto no ver al 'otro' como nos vemos a nosotros mismos? Pienso que son precisamente nuestros miedos a perder lo que creemos que es nuestro cuando, posiblemente, es un poco de todos.
La vida es como un árbol en el que van apareciendo ramas, hojas,frutos y a medida que avanzamos en esas transiciones segundo a segundo, nos olvidamos de lo que creemos ya pasado, pero ése creo que es nuestro error, que creemos que ya lo pasado no tiene importancia, ya no nos interesa.
La vida es como cualquier rama de ese árbol, que si podamos alguna, es para que crezca otra más joven y fuerte, y alguna rama no queremos enseñarla, puesto que es únicamente nuestra y solo nos pertenece a nosotros, es como un tesoro.
Sinceramente creo que estamos muy equivocados. Cuanto más destapemos nuestros sentimientos más habremos confluido con el discurrir de nuestras vidas. Las vidas auténticas, ésas que casi nadie aprecia en nosotros.
Esa mirada, esa sonrisa, ese cariño revoloteando por el aire que respiramos, que amamos en lo más íntimo de nuestro ser, eso es lo que denomino transiciones pequeñas que transformamos en transacciones que significan pactos a cumplir en nuestras vidas.
Siento profundamente no poder, no saber expresar lo que de verdad nos impulsa a seguir transitando en nuestras vidas.
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Nota.- Dedicado a todas las personas que buscan y encuentran sus propias y únicas transiciones en sus vidas.
Lo expresas precisa y maravillosamente, Javier, me conmueve tu sensibilidad, tu comprender tantas cosas que a veces, pienso no percibe nadie, y me encuentro con este precioso posteo que me dice que hay una persona maravillosa que comprende cosas que creía me hacían estar sola. Gracias por tu posteo, por ser como eres. Un enorme abrazo.
ResponderBorrarMuchas gracias Luisa. Me ha emocionado tu comentario.
ResponderBorrarSolo soy un integrante de la vida.
Un gran abrazo
Amigo Javier, estoy un poco maravillado con tus profundas reflexiones, me recuerda la lectura de un libro de Bertrand Rusell (filósofo), titulado La Introspección ( estudio interior del hombre) poco más o menos; de todo esto hace poco más o menos 40 años y recuerdo que era bastante complejo.
ResponderBorrarUn fuerte abrazo.
Jajaja, amigo Vicente, siempre me ha gustado jugar con las palabras, es el medio más maravilloso que tenemos los humanos para intentar expresar lo que tiene uno dentro.
ResponderBorrarHe leído muchos libros, pero me doy cuenta que ya, por mucha prisa que me dé no me va a dar tiempo a leer todos los que quisiera. Por eso debo de soltar de vez en cuando lo que mis neuronas se empeñan en lanzar.
Un abrazo grande, amigo.