Mal deben de andar las cosas en la vida cotidiana, esa vida que a golpe de despertador algunas personas afortunadas que tienen trabajo, se levantan todas las mañanas, se miran fugazmente al espejo y piensan: ¿merece la pena?
Naturalmente, merece la pena, entre otras cosas porque están vivos y pueden comprar alimentos para sus familias y cuidarlos para que sigan viviendo.
Cuando he utilizado en mi anterior reflexión (fecha 17 enero 2015), que era innegable la libertad de expresión, algunas personas habrán pensado que la frase era obvia, vamos de libro.
Pero imaginaros que 'la libertad de expresión' para otras personas pueden tener un sentido puramente religioso y piensan que la tal libertad de expresión no es sagrada, y por tanto no se puede criticar a una religión.
Fijaros bien en las palabras colocadas de una forma u otra, mi frase de "La innegable libertad de expresión", se transforma en "La innegable libertad de expresión no es sagrada".
Esta forma de emplear palabras que los humanos tenemos, pueden cambiar las actitudes de unos y otros.
Defender como hice en ese escrito antes citado, que en definitiva apoyo la libertad de expresión, puede convertirse ante las actitudes de otros en una apología del terrorismo, al no coincidir con sus pensamientos, solo por poner o haber añadido "no es sagrada".
Pero ¿es que yo he dicho o escrito alguna vez que la libertad de expresión tiene que ver con alguna determinada religión? Evidentemente, no
Cuando en algunos colegios de Francia, se registraron incidentes tras la masacre de la revista Charlie Hebdo, es que debemos de estar haciendo algo mal, muy mal en educación.
Parece ser que cuando llegó el momento de homenajear a los asesinados, hubo algunos alumnos que se negaron a respetar el minuto de silencio.
Para esos chicos que se negaron a respetar ese minuto de silencio, para ellos, repito, la libertad de expresión no era sagrada. Un director de un centro donde ocurrió este incidente decía que no todos los alumnos entienden que en una República laica, tenemos derecho a expresarnos libremente y a criticar una religión.
Pues eso, espero y deseo que las mentes de nuestras chicas y chicos sean coherentes con la vida que les ha tocado vivir.
Palabras.
Qué bien explicado, Javier. Gracias
ResponderBorrarGracias a ti, amigo Luis. Un abrazo.
ResponderBorrarQue sencillo explicado Javier...ojalá fuera así.
ResponderBorrarOjala fuera así, es cierto...
ResponderBorrarGracias.
Más claro imposible, Javier, pero házselo entender a quienes anteponen las supersticiones religiosas a la libertad, entre ellos el propio Papa Francisco, que ya le vale. Un gran abrazo,
ResponderBorrarPues si tienes toda la razón y añado esto es un mundo de locos visionarios de las religiones.
ResponderBorrarUn abrazo grande
La libertad de expresión es eso: ser libre para expresar y criticar cualquier idea.
ResponderBorrarHay por lo visto personajes ilustres e importantes que, aún no saben ni entienden como es la libertad de expresión en todos sus términos, como el Papa Francisco.
Un abrazo.
Efectivamente Vicente, por desgracia es como tu dices.
ResponderBorrarUn abrazo